viernes, 23 de julio de 2010

La Lapachona, superada por los Patricios

Los Patricios frente al palco.
Entre las tantas sorpresivas modas que empezaron en Santiago en estos tiempos, que en el futuro quizás sean conocidos como la “Década de la lapachona”, una de la que más sorprende es la de los Patricios santiagueños.
Que vienen a ser unos cuantos policías a quienes se vistió con un traje que es un disfraz mezcla de granadero de chico de jardín de infantes con moño de regalo de Dolly Fashion, pero hecho de cartón, piolín y telas baratas. 
Los morriones (el gorro), que en los Patricios santiagueños parecen confeccionados en casa Chela, imitan a los soldados de San Martín, que eran de gruesas y duras capas de suela forradas en paño azul oscuro, según informaciones del Ejército. Los de aquí, como se dijo, parecen de cartón o, peor, plástico de botella de gaseosa forrado en papel crep.
Los huesos de los Borges, de Juan Felipe Ibarra, los mismos hermanos Taboada y tantos otros que lucharon por hacer grande esta tierra santiagueña, seguramente se habrán movido en sus tumbas, pero no de rabia como muchos suponen sino carcajeándose. Y hasta es posible que alguno de ellos, allá en el Cielo, en estos momentos esté pensando: “¡Ay!, Historia, cuántos crímenes se cometen en tu nombre”.

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