jueves, 5 de agosto de 2010

Piazolla & Bolling una dupla de buen gusto

Miguel Brevetta Rodriguez


Astor Piazolla, uno de los más recordados bandoneonistas argentinos.
El viernes por la noche en el Teatro 25 de mayo asistimos a una velada de excepción, por dos simples razones. En primer término, presenciamos un espectáculo impecable, muy bien logrado  sobre la base de un repertorio exquisitamente escogido. Todo sobre un montaje sobrio y con un sonido apto para la puesta en escena.
Dos pianos de cola como marco,  para la ductilidad de Oscar Buriek, José Dona y Bruno Juárez como invitado. Batería y percusión en manos de Juan Escalante, el chelo de Mirta Zarb, el bajo de Fabio Ávila y el violín de la bella Lourdes Luna, conformaron un ambiente en donde la imaginación elaboró sus mejores fantasías.
Confieso que por momentos, me sentí transportado en un viaje relámpago al pasado, cuando allá por los 70, desde la misma fila de plateas,  tuve la suerte de escuchar al maestro Astor Piazzola y a su quinteto, desplegar los mismos éxitos a manera de cuasi estrenos, pues por entonces, no habían alcanzado repercusión popular.
Los artistas, interpretaron: “La muerte del Ángel”; “Invierno porteño” y “Libertango” tres temas con el sello inconfundible del autor. Sin dudas estas versiones adquirieron un punto tal que, sin que se escucharan los acordes del bandoneón, se lo presintió omni presente, como si el alma del mítico quinteto ejecutaba desde atrás del escenario.
El otro músico escogido para dar brillo a la velada fue nada menos que Claude Bolling, el excelente pianista, arreglador, compositor y afamado director de orquesta francés, reconocido y ponderado en el mundo entero a quien descubrí en la misma década de oro, promocionando sus discos por la vieja radio LV 11 a través de mi programa: “música original”.
Aun conservo en disco simple el tema de Borsalino el film popularizado por Alain Delon y Juan Paul Balmondo., y California Suite, famosa comedia dirigida por Herbert Ross, con Jane Fonda, Alan Alda, y Maggie Smith entre otros notables, en donde el músico mezcla una suerte de popurrí engarzando lo clásico melódico, con el jazz contemporáneo, logrando un swing tan particular, que sirve para diferenciarlo de otros notables baluartes del genero.   
Es decir que en una sola noche y por espacio de una hora y media, retorné al pasado, descubrí fantasmas sobre el escenario, rememoré películas de la belle epoc sobre héroes y villanos y hasta tuve tiempo de regresar a  mi viejo amor, la radio… que no debí dejar abandonada.
Feliz noche de viernes, cuando nuestro primer coliseo nos ofrece estos tipos de espectáculos, que siempre asoman de la inspiración y la producción de la iniciativa privada. Mi agradecimiento cordial al RRPP José Antonio que no deja de sorprender con su incesante labor en pro de nuestra cultura.

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