miércoles, 4 de agosto de 2010

Sobre el editorial del diario La Nación del 31de julio

José Zavalía.

José Luis Zavalía
Sin duda este análisis de La Nación se aplica en general al ámbito de toda La Argentina. Lo que no emerge tal vez, con suficiente claridad, es la gravedad que asume este modelo siniestro a nivel provincial, de Santiago del Estero. En efecto, la regimentación feudal de nuestra provincia, permite que la magnitud de los negociados se multiplique por diez.
Para la pandilla gobernante, compuesta por cuatro o cinco privilegiados, cada una de estas "obras" significa dividendos fenomenales. Que reciben como "vueltos" de las grandes obras. Aunque a veces esos vueltos terminan siendo casi tan grandes como los presupuestos totales. Pues absolutamente nadie los controla, ni el inexistente Poder Judicial (que se dedica a acrecentar sus propios negocios) ni La Legislatura, compuesta en su mayor parte por ñoquis que se limitan a levantar o bajar sus manos bajo instrucciones del Jefe de Gabinete Elías Suarez.
Cada quema de fuegos artificiales, cada vidriera ostentosa que se exhibe, cada pavimentación mal hecha, entonces, representa un gran jolgorio no sólo para Zamora y sus secuaces. Sino para sus directos cómplices de la Nación, que se sienten maravillados de la facilidad con la que Santiago les abre sus brazos, "generosa",  para permitirles seguir abultando sus billeteras. No es casual la visita constante de personajes como el hijo de De Vido o Abal Medina. No vienen porque les gustan los tamales del Mercado Armonía. Vienen porque con una firmita en cuatro o cinco papeluchos, sus cuentas bancarias personales se acrecientan de un modo sideral.
En tanto, para este invierno tan crudo que hoy vivimos los habitantes de la ciudad de Santiago del Estero, a pocas cuadras de la ciudad viven personas en la indigencia. Sin cloacas, sin pavimento, sin red domiciliaria de gas.
Suponiendo que puedan ir a la escuela, muchos de los niños que habitan en estos barrios pobres deben caminar dos o tres kilómetros, pues en gran parte son hijos de desocupados. O los contratos en negro de sus padres no les permiten, darse el "lujo" de pagar un colectivo. O comen, o gastan en otros servicios que, si bien son elementales, se ven obligados a declinar.
Nunca el centro de la ciudad fue un escenario tan patético de centenares de niños pobres, pidiendo limosnas o haciendo todo tipo de tristes menesteres para ganarse una monedita. La vereda de la Catedral está abarrotada de Mendigos. Pero claro, sus gobernantes no los ven, pues cuando ellos arriban, desde "carpas Vip" y por unos minutos, enjambres de policías se encargan de "despejarles" todo.
En fin. Se podría escribir un gran libro con la miseria e injusticia social que impera en Santiago del Estero hoy. Nos detenemos aquí.
No sin señalar que esta vez pensamos que va a ser diferente. Nuestro pueblo está cansado de soportar la soberbia y los negocios de estos sinvergüenzas. Y un pálpito muy fuerte me dice (pero además del pálpito, las encuestas) que esta vez va a tronar el escarmiento en las elecciones de septiembre. Donde todos los santiagueños tendrán la oportunidad de cambiar profundamente esta situación de atraso, manoseo gubernamental e indignante injusticia.

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