miércoles, 4 de agosto de 2010

Rached debe identificar a los sobornadores

Roberto Azaretto 
Ada Iturrez, la senadora viajera.
El escándalo ha estallado en Buenos Aires, se compran los votos en el Senado de la Nación. Se paga con adjudicaciones de obras a legisladores que tienen empresas constructoras, se hacen aportes extraordinarios a municipios gobernados por familiares de senadores sin ninguna rendición de cuentas, se pagan viajes en el exterior cuando hay votaciones decisivas, para que se ausenten del recinto los que dudan en votar a favor del oficialismo.
El autor de esta nota.
La degradación del Senado, es el recurso que tiene la diarquía K para no perder las votaciones en el recinto, ante su insistencia en no consensuar temas, que merecen una política de estado.
La extorsión se ha instalado en la política argentina ante la desesperación de los que gobiernan que temen ir a la cárcel, luego que la justicia se decida a investigar en serio la enorme corrupción de estos años.
Este tema afecta a la provincia de Santiago del  Estero porque la senadora Ada Iturre se escapó a China para no participar de la votación por el matrimonio Gay  y ahora se sabe que el municipio gobernado por su marido el ex sacerdote Rodolfo Capellini recibió cinco millones de pesos para asfaltar 10 cuadras; por supuesto con ese dinero se puede asfaltar 50 cuadras, pero eso es habitual en el gobierno de los K.
Rached admite llamadas y que la senadora Iturrez también las recibía. El gran interrogante es si los que llamaban eran santiagueños  o santacruceños. Por eso el senador Rached debe decirle todo a la sociedad y ya un fiscal debería iniciar una investigación de oficio.
Todos sabemos de la falta de idoneidad de la señora feudal de Ojo de Agua para integrar el Senado de la Nación, pero por lo menos debió mostrar integridad, aunque el municipio gobernado por su familia nunca ha sido un ejemplo de transparencia.
Difícil que sea en esta provincia cuando las designaciones en la justicia federal han sido sugeridas por el actual gobernador y recayeron en personas  que obtuvieron pocos puntos en los concursos pero milagrosamente lograron los cargos.
Un gobierno puede cometer muchos errores pero degradar las instituciones como lo hace con la Justicia y el escándalo del senado es criminal, porque eso mina los fundamentos básicos del estado de derecho y la convivencia civilizada para dirimir los conflictos.
Es hora de terminar con tonterías y hacer el gran esfuerzo para derrotar en cada elección  que  tenga lugar antes de las presidenciales del año próximo, a los personeros de un régimen basado en la extorsión, el soborno , el espionaje, el sometimiento de los medios, la explotación de la pobreza  que no saben ni les interesa resolver, porque ahí tienen la cantera de votos de los que venden su dignidad por un bolsín.                              

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