Pilar Rahola, (España).
La lectura es un ejercicio muy señor, que no ama los tiempos acelerados ni las cuitas nerviosas
Lo explicaba el poeta Joan Margarit como una de sus anécdotas en la Feria de Frankfurt. Recorriendo las instalaciones, se encontró con un puestecito donde reposaba, en alegre compañía de otros cachivaches, el tazón oficial de la feria. En el reverso, estaba grabado uno de los versos del poema La llibertat: "La llibertat és una llibreria". Busco y rememoro el famoso poema: "La llibertat és la raó de viure, / dèiem, somniadors, d'estudiants. / És la raó dels vells, matisem ara, / la seva única esperança escèptica"... Y continuaba hasta aterrizar en una de las expresiones más bellas que nadie ha escrito nunca, en homenaje a la lectura. ¡La libertad es una librería! Allí donde habitan los mundos imaginados, donde las crónicas de la historia se convierten en esculturas de palabras moldeadas por artistas, allí donde las emociones laten compartidas, allí donde las historias de los otros son nuestras historias, allí..., allí donde la palabra fluye sin miedos, allí ciertamente reside la libertad.
Por supuesto, puede haber repugnantes librerías, cuyos oscuros libros contienen el alma más negra de la humanidad. Recuerdo que en un paseíto por una feria del libro, en Santiago de Chile, me encontré, en feliz compañía, la Mafalda completa de Quino, y el Mein Kampf de Hitler. Interrogado el vendedor, me respondió sorprendido: "Todo es venta". Y, sin ir más lejos, Barcelona sufre la vergüenza permanente de la librería Europa, el foco más importante de venta de libros nazis de todo el continente.
Pero cuando hablamos de librerías, no hablamos de estos malolientes simulacros, cuyo papel escrito no es cultura, sino el vómito de lo peor de la humanidad. Una librería nunca puede ser la cueva donde el odio y la intolerancia se agazapan para atacar, porque el sentido de su existencia es el sentido de la civilización. Y en ese espacio abarrotado de universos simbólicos, la libertad arraiga y se expande.
Días de fiesta, días de libros. La lectura es un ejercicio muy señor, que no ama los tiempos acelerados, ni las cuitas nerviosas, ni tolera bien los excesos humanos. Amante apasionada de la soledad, la lectura requiere el espacio conquistado a uno mismo, y sólo triunfa allí donde triunfa nuestro propio tiempo. Pero cuando encuentra su momento, entonces reina más allá de todo placer. Libros para leer, amontonándose en los sofás de los días ganados, en las mesitas de las noches sin despertador, en las arenas de nuestros sueños con playa.
Libros que esconden vidas, emociones, paraísos perdidos, paraísos ganados... La libertad es una librería. Y un libro en las manos de alguien... "La llibertat és fer l´amor als parcs. / La llibertat és quan comença l´alba / en un dia de vaga general. / És morir lliure. Són les guerres mèdiques. / Les paraules República i Civil. / Un rei sortint en tren cap a l´exili. / La llibertat és una llibreria...".
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