Según el diario Clarín, para el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, “siguen bajando la pobreza y la indigencia en el país”, sin embargo, llama la atención que en el noroeste la ciudad con mayor tasa de pobreza sea Santiago del Estero con el 23,7 por ciento. A Santiago la siguen Palpalá, en Jujuy, con el 17,3 por ciento; Catamarca con el 17,2 por ciento, Tafi Viejo en la vecina provincia con 15,6 por ciento y La Rioja con el 14,2 por ciento.
Es decir que frente a las cifras que el gobierno de Santiago se encarga de difundir cada tanto y que indican, entre otras, que esta es la provincia que más autos vende en todo el país, las mediciones oficiales son contundentes y devastadoras: está última en los números que miden la realidad de su gente.
De nada parecen haber servido las obras faraónicas de los últimos años para elevar la calidad de vida de los santiagueños. Ni la Terminal de ómnibus ni la construcción del nuevo palacio de Tribunales ni los 21 edificios que construyen los nuevos ricos de la ciudad, alcanzan para sacar del último lugar a una ciudad cuyos habitantes siguen siendo los más pobres de la región.
Otros datos oficiales indican que el 10 por ciento más rico de la población se queda con el 28,2 por ciento de los ingresos totales y en el país siguen bajando la pobreza y la indigencia. Sin embargo, aún hay más de 4 millones de argentinos que no cubren sus demandas básicas.
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