jueves, 8 de abril de 2010
Entretelones de una mentira
Efectivamente. La falsa versión de que el nonagenario ex- gobernador Carlos Arturo Juárez había fallecido en la jornada del 6 de abril, convulsionó por varias horas el ambiente.
Las miradas y comentarios hasta se trasladaron con inocultable, pero disimulada curiosidad, a las inmediaciones de “La Rosadita” donde el anciano caudillo reside junto con su esposa “Nina” Aragonés, y bajo el cuidado de dos enfermeras que se turnan a diario para atenderlo.
El rumor no pasó desapercibido. Dos vecinas de la vivienda murmuraban por lo bajo y acertaron preguntar con cierto dejo de admiración y pesadumbre…”¿Es cierto? ¿Sabe algo usted?.. “Pobrecito…”.
Y a unos pocos pasos, otro conspicuo vecino y estrecho amigo de toda su vida, en otros tiempos proyectado a altos cargos en la provincia y en el Parlamento Nacional no dejó de mostrar su indignación por el chisme mal intencionado al decir que “seguramente se propagó por los correos electrónicos de Internet esta falsa noticia que generó anoche y hoy todo el día un movimiento inusual de curiosos”.
Contó que a raíz del mal intencionado infundio, “hasta un piquete policial anduvo por aquí para averiguar si era cierto lo que se decía”.
Y, seguramente, por todo ello, esta mañana, aprovechando una jornada soleada y primaveral, “Chacho” Pinto, uno de sus discípulos convertido ahora en protector permanente de la salud de Juárez, decidió “mostrarlo” en la calle, para hacerle ver a la gente que está vivo.
Como en otras oportunidades, lo cargó a “peso” en su automóvil, ayudado por un amigo y lo llevó de paseo por la ciudad.
En estos días fue posible ver a Carlos Juárez en una circunstancia parecida. Con sus 94 años a cuestas, en silla de ruedas, y bajo los signos evidentes de la senilidad en lo que antes fue su lúcida mente, se mostró físicamente muy delgado y pálido. Hasta impresionó que la camisa color amarillo ámbar que vestía no contrastara con el de su piel. Su imagen era fiel a la de un ancianito de avanzada edad.
Fue inevitable el saludo y él reconocer quien lo hacia: “¡ahhhh!” dijo entonces con una vocecilla casi exhalante hasta expresar también un “muchas gracias” poco perceptible tras haberse reencontrado con alguien a quien reconoció en sus vínculos de otros tiempos.
“Chacho” sonriente y feliz por la reacción alcanzó a decir “estos paseos le hacen muy bien y su estado de salud general, es muy satisfactorio”.
El rumor de la muerte de Juárez seguramente tendrá ahora otros comentarios, como aquel que siempre dijo de que el viejo caudillo justicialista “hizo un pacto con el diablo” por sobrevivir tanto tiempo.
Y, en una de esas, es cierto.
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