domingo, 22 de agosto de 2010

Hay que defender la libertad

Roberto Azaretto
El autor de la nota.
No  hay dudas que la Diarquía K avanza sobre las libertades del pueblo argentino. La más importante de las libertades es la de prensa, al punto que la doctrina constitucional argentina prohíbe al Congreso legislar sobre la misma pues se considera un derecho indelegable del pueblo.
El gobierno nacional avanza en la estatización de Papel Prensa para controlar la cantidad de páginas y tiraje de los diarios. Eso ya pasó en la Argentina a principios de los cincuenta cuando se confiscó el diario La Prensa, entonces el de mayor tiraje nacional, y se redujo el papel al diario La Nación, que sólo le alcanzaba para editar ocho páginas y no más de cincuenta mil ejemplares. Uno de los recuerdos imborrables de mi niñez es el de mi padre  buscando un ejemplar de La Nación, ante una prensa totalmente oficialista.
La cancelación ilegal de la licencia a Fibertel muestra el discurso mentiroso del oficialismo, y cómo en realidad favorece la concentración económica y los oligopolios.
Entre tanto, se está invitando a los empresarios para el martes a la tarde a Olivos, y también presionan para que concurran quienes comieron días atrás con el CEO de Clarín, Héctor Magnetto. Se presentará “el relato” sobre Papel Prensa, una distorsión histórica como nos tienen acostumbrados con su mezcla de cinismo, ignorancia, y mala fe los K y sus escribas, antiguos militantes de las corrientes totalitarias de la Argentina en sus dos extremos.
Es posible que se anuncie ese día la expropiación de Papel Prensa, acusando que la compra a los Graiver de esa empresa se realizó cuando estaban en la cárcel.
En realidad Papel Prensa fue adquirida por los diarios La Nación, Clarín y La Razón meses antes de la detención de familiares del banquero David Graiver, muerto en un accidente aéreo en los Estados Unidos. Los Graiver actuaron como “banqueros” de la guerrilla montonera recibiendo parte de los fondos obtenidos por el secuestro de los hermanos Born, para su administración. Fueron cómplices de un delito como el secuestro extorsivo pero también soportaron la discrecionalidad de la dictadura que violó los derechos de defensa que todo acusado debe tener.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín la familia Graiver recibió una indemnización superior a los treinta millones de dólares y no reclamó nada sobre Papel Prensa.
La empresa aludida no es un monopolio. Hay otras fábricas, pero además el papel para diarios se puede importar libremente con arancel cero. Es más barato que comprarlo a Papel Prensa.
En manos del Estado será un instrumento de sometimiento y del  intento de perpetuación en el poder de la dinastía K, persiguiendo aún más a la oposición. En Santiago del Estero sabemos y vivimos diariamente lo que es el poder concentrado en una persona.

Fibertel
Con la cancelación de la licencia de Fibertel el gobierno afecta a un millón de usuarios, mostrando que no respeta a la gente que eligió ese servicio y entregando el negocio a un oligopolio de dos empresas multinacionales. Hay lugares del país donde esta cancelación significa quedarse sin internet, en otros sin capacidad de elegir, y por cierto el servicio de las telefónicas no es bueno como lo saben los santiagueños que sufren ese monopolio.
En vez de facilitar la competencia se concentra y tiende a los monopolios.
Por otro lado, queda claro por qué no hay inversiones en la Argentina. La falta de seguridad jurídica queda totalmente demostrada.
Estos ataques nos  atañen a todos, a los ciudadanos comunes en primer lugar, porque la libertad de expresión, el acceso a la información que dan las nuevas tecnologías y las comunicaciones son vitales  para nuestros derechos y libertades.
Por eso es hora de jugarse. Hay hasta poderosos que hoy tienen miedo. Saben de las represalias del matrimonio gobernante, de su falta de escrúpulos y su desesperación ante un final inevitable de desfilar por los tribunales de la República, donde los jueces, hoy serviles, se toman la revancha.

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