La corrupción fotografiada, Cambrini, Zamora, Alegre.
Da pena escuchar a algunos candidatos a intendentes de la Capital que recién ahora, a una semana de las elecciones municipales, reconocen que hay que “terminar con los gobernantes que roban pero hacen”. Los identificamos: Marcelo Lugones, Eusebio Iturre y Daniel Milki son los que han optado por formular esta promesa. (Incluso Milki pidió que no voten por los “ladrones y coimeros”).
Los tres, claramente, se refieren con todas las letras a la corruptela de la trilogía Gerardo Zamora-Julio Alegre-Hugo Infante. Elípticamente, acusaron a los últimos tres intendentes de que son los practican esa mal llamada política de “hacer pero robar”.
Sin embargo, están actuando con una enorme morosidad frente a una ciudadanía muy politizada, como la capitalina, que desde hace más de cinco años viene reclamando que vayan presos todos (no solamente Alegre) los que desde ese embrollo político que confiorman “radicales-kirchneristas” se han especializado, justamente, en esa práctica de “robar, pero hacer”.
Por ello, la gente está asombrada con estos tres candidatos que se muestran como “descubridores” de una pandilla que viene actuando desde hace mucho tiempo en la comuna de la Capital. ¿Por qué estuvieron tanto tiempo en silencio? ¿Por qué no buscaron canales populares (marchas callejeras, por ejemplo) para exigir que los jueces ordinarios de la provincia impongan la justicia verdadera y no selectiva? ¿A dónde estuvieron cuando se mandó preso a Alegre y se dejó en libertad a sujetos de su misma calaña y prontuario?
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