Carlos La Rosa*
El exitoso intendente Fayad.
Al intendente Víctor Fayad, Mendoza le debe el experimento institucional ocurrido ayer en la capital provincial. Al pueblo de la ciudad corresponde el crédito de haberlo culminado con éxito. Se trató de una jornada política de la que corresponde enorgullecernos.
El gran hecho positivo es que se separó una elección municipal de las provinciales y nacionales para que la ciudadanía votara por sus intereses locales y no fuera influenciada por "arrastres". No importa si las razones para el desdoblamiento hayan estado motivadas por tan meritorio fin institucional o por intereses partidarios menores.
Tampoco importa si, luego, más de un candidato (o los soportes políticos de algún candidato) buscó provincializar o nacionalizar el comicio. Nada de eso importa porque los capitalinos votaron de modo contundente pensando en su pago chico y en nada más que en eso. Como en las democracias más desarrolladas.
El azar o los dioses (según el lector sea ateo o creyente) suele deparar, a los hombres, destinos que ellos no eligen. Fayad, un muy buen intendente en su primera gestión (1987-1991), intentó desde allí en más "subir" en su carrera política, apostando dos veces seguidas a gobernador y tres veces a diputado nacional. En todas le fue horrible.
No obstante nadie que alguna vez lo quiso lo dejó de querer. Así, cuando volvió a presentarse como intendente, su triunfo fue arrollador, justo en una época cuando todos los que intentaron lo mismo que él en otros municipios fracasaron absolutamente. La gente no simpatiza con candidatos reiterados, pero a Fayad lo quieren en la Capital como intendente, reiterado o no.
En 2009, el Viti se peleó con Cobos y no quiso compartir sus concejales con los candidatos del Vicepresidente. No obstante, los capitalinos votaron en forma apabullante por la gente de Cobos, sin hacer el menor caso al intendente. Del mismo modo, pero al revés, en estas elecciones a los que votaron a los candidatos de Fayad les importó un pepino los conflictos del intendente con el vice.
Las razones del sufragio fueron casi enteramente (si no enteramente) locales. Si Fayad sacó menos votos en la ciudad que Cobos en 2009, eso fue porque no sumó a una figura de prestigio como Alberto Montbrun pese a que éste y los socialistas siempre se mostraron dispuestos a una alianza. O sea, por razones locales. No obstante, sabiamente, la gente permitió entrar a este radical humilde, inteligente y sencillo que supo unirse con tan buenas personas como nuestros socialistas. O sea, lo que no sumaron los egoísmos partidarios lo sumó la ciudadanía en el cuarto oscuro.
Por lo tanto, la capital sigue siendo el reinado radical y Fayad sigue siendo el rey. El mejor intendente de la ciudad en mucho tiempo, tanto que su reino es también su prisión: siempre gana cuando piensa en ella y siempre pierde cuando pretende alejarse. No sólo cuando busca alejarse personalmente sino también cuando pretende, desde allí, posicionarse para otros cargos o criticar a otros políticos.
Vale decir, en esta elección ganó Fayad a pleno por sus aportes a la capital y no ganó en absoluto por sus críticas a Cobos o al radicalismo que apoya al vice. Ganó Fayad y no perdió Cobos, que quizá era la hipótesis de máxima del intendente. Es que ese conflicto interno y menor, a los vecinos de Capital los tiene sin cuidado.
En la vereda opuesta, el gran perdedor fue Mauricio Macri en persona. No necesariamente su candidato local, que quizá ahora se dedique a ser el mejor en su actividad deportiva donde todos los mendocinos quieren que sea el mejor y haya -a la vez- aprendido que no se pueden transferir así porque sí méritos entre profesiones que nada tienen que ver entre ellas.
Pero Macri es un presidenciable que, con la soberbia increíble de un recién venido, buscó obligar a un partido tradicional mendocino como el PD a rendirse a sus pies, cuando lo que debió haber hecho es apoyar a los conservadores locales colocando humildemente a su candidato en un segundo término.
Así, hoy estaría festejando junto a los "gansos" en vez de ser el gran derrotado. Pero no hay mal que por bien no venga y quizá esto le sirva a Macri para aprender que si quiere crecer en el interior del país, deberá respetar las realidades existentes en vez de buscar subordinarlas desde la vanidad del yuppie centralista.
Al peronismo le fue mal porque no es un buen dato que el partido gobernante en Mendoza no coloque ni un solo concejal, pero al gobernador Jaque no le fue tan mal porque sus deseos de que perdiera Cobos fueron tan intensos que su apoyo a Fayad fue indisimulado.
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