Los gobernadores en los jardines de Olivos.
En los jardines de Olivos se respiró un clima de hipocresía que fue más allá de la masa de dinero que hay en juego entre la Nación y las provincias, como si el matrimonio por conveniencia que tiene atados a los gobernadores con el poder central tolerara aún ciertas mentiras en nombre de la convivencia. Si bien, el cóctel de disciplinamiento que pide el oficialismo se da de patadas con las dificultades fiscales que padece el Gobierno, los mandatarios provinciales tampoco se salvan de la crítica, porque están haciendo un doble juego que encubren los problemas que tienen para enderezar sus cuentas.
Las sonrisas de ocasión de los visitantes, sumadas a la necesidad política del gobierno de no dar el brazo a torcer para no mostrar más pérdida de poder, pusieron las cosas de los dos lados al borde una partida de truco. Por eso, no extrañó la astuta jugada de Cristina Fernández que apuntó a correrlos con la derogación lisa y llana del Impuesto al Cheque (o con una baja de alícuota a cero), sin decirles cómo se van a reemplazar esos recursos, con lo cual el mensaje fue muy claro para sus legisladores: "si nos hundimos, nos hundimos todos", lo que lleva implícito un "no se van a atrever a derogarlo".
Es mejor 17% de algo que cero.
Entonces, como de Coparticipación ni hablar, el grupo de gobernadores más afines hizo como si le creyera a la Presidenta, ya que todos saben de memoria que en estos tiempos de centralismo de Caja no hay plafond para plantear reivindicaciones caudillescas. A lo sumo, dicen por lo bajo, van a esperar que se apruebe el Presupuesto 2011, para jugar entonces sí su partido, de cara a las presidenciales.
*Columnista de Dyn.
No hay comentarios:
Publicar un comentario