lunes, 14 de junio de 2010

La cultura crecerá cuando se vaya Zamora

Orquesta sinfónica de la provincia de Salta.
Escritores, poetas, pintores, escultores y artistas de toda laya, clase y condición, juran ante quien los quiera oír, que lo primero que harán luego de que se vaya Gerardo Zamora del gobierno de la provincia, será derogar la ley que beneficia con una pensión a los pocos privilegiados que dedicaron su vida a escribir sin trabajar en otra cosa para comer.
La ley sancionada por este gobierno, reforma una anterior, que otorgaba la pensión a los artistas que pasaban de determinada edad, sin ninguna condición ni requisito adicional. Incluso podían ser beneficiarios quienes habían hecho aportes por otra actividad y ya gozaban de una jubilación.
Las actuales autoridades enviaron una proyecto de ley a la legislatura, asesorados por el secretario de Cultura, Rodolfo Oscar Legname, que recortó la limosna –se debía pagar el mínimo- para que la reciban solamente quienes no tienen otro beneficio jubilatorio. Los diputados, siempre obedientes, la aprobaron sin fijarse en el daño que causaban.
Así, varios creadores de Santiago, que entregaron su vida para revalorizar la cultura de la provincia, llevándola a otros lugares de la Argentina y aún al extranjero, no pueden tener este beneficio porque ya consiguieron una jubilación de Vialidad o de una zapatería a la que aportaron durante toda la vida.
Detrás de cada obra artística, ya sea una chacarera, un cuadro, un baile, un poema o una talla hay un esfuerzo muchas veces titánico de cada creador que empleó tiempo en  adiestrarse en un arte determinado, dinero para pagar profesores y elementos de trabajo, viajes para perfeccionarse en otras provincias y en el extranjero y los mil y un gastos que ocasiona una pasión que finalmente redunda en un bien para toda la comunidad.
Nunca como en los últimos tiempos el Estado se ha desentendido de los creadores en Santiago. Sí se han entregado grandes sumas de dinero a grandes músicos que se destacan en Buenos Aires o a cumbieros que apenas aporrean algún instrumento, pero a nadie más.
Con los mismos fondos se hubiera podido crear una orquesta sinfónica como la que -sin ir más lejos-  tiene la provincia de Salta o un ballet clásico, o se podría haber organizado una gran feria de libros santiagueños, no un muestrario de librerías con libros foráneos como hizo la municipalidad.
El gobierno eligió pagar a este cuartetero, a aquel guarachero o al poeta de más allá, sea santiagueño o catamarqueño, según su cara bonita o las amistades que consiguió entre los miembros del gabinete.
Casi todos los artistas esperan que Zamora se despida del gobierno para, al día siguiente, ponerse manos a la obra a fin de recuperar la cultura santiagueña para todos los santiagueños y no solamente para los amigos del poder.
La jubilación para todos será el primer paso. Sólo el primero.

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