Frente del teatro.
El teatro de Santiago es por excelencia el referente más importante de cultura en la historia de la provincia, se preserva para las futuras generaciones como patrimonio histórico y cultural. También es el principal centro responsable del fomento organización y programación de espectáculos artísticos y culturales de todos los géneros con programación nacional e internacional con el objeto de promover las artes escénicas y musicales y elevar el nivel cultural y espiritual de la ciudadanía. Es un verdadero símbolo de la provincia.
El primer teatro de Santiago fue el Recreo en 1874, ubicado donde hoy está la municipalidad. Se inauguró el 15 de enero de 1888 y debutó una compañía de teatro española de Eduardo Subiría. Dos años más tarde fue demolido para edificar el edificio de la legislatura que nunca fue construido.
A mediados de 1892 un industrial, Antonio Zanetti construyó un teatro también al frente de la plaza, junto a la catedral que impulsó lo que vendría después y era como los teatros de aquella época, un galpón de techo de cinc, piso de aserrín con una fila de palcos y un paraíso. En el museo histórico hay un programa de mano de aquella época, allí se invita a las familias que deseen asistir deben mandar sillas al teatro. Este teatro en 1900 pasó a llamarse Ollantay, en 1906 fue el teatro Cervantes hasta 1910, cuando fue demolido
En esa misma época se construyo otro teatro llamado el Pasatiempo del Águila.
Surgió entonces en el sentimiento de los hombres de la generación de 1910, cuyo pensamiento principal fue el crecimiento de la Nación evidenciado en la construcción de edificios públicos conmemorativos de esa fecha.
Durante el gobierno de Mariano Santillán se proyectó la construcción de un teatro según la 60, por la cual se destinan cien mil pesos nacionales, gasto que se hará con lo producido por la venta de tierras públicas.
Se llamó entonces a la primera licitación pública para la construcción el 11 de abril de 1907, pero nadie se presentó, el 16 de abril se llamó a una segunda licitación, que se le otorgo al ingeniero Bruzzone, la construcción se adjudicó al ingeniero Quatrini. A todo esto había llegado ya el 1908 y no se sabía el lugar en que sería edificado. A dos ingenieros, Domingo Prieto y Luís Repetto se les encargó estudiar un predio que el gobierno pensaba adquirir en la esquina de Libertad y Belgrano. Finalmente se decidió por el terreno confiscado en al gobierno de Manuel Taboada a Juan Felipe Ibarra, en la esquina de 25 de Mayo y Avellaneda.
La demolición de las casas viejas que había en este predio se inicio el 1 de julio de l909. Por ello, si el teatro fue inaugurado en mayo de 1910, su construcción fue hecha en pocos meses, si bien no estaba totalmente concluido
Las empresas que tuvieron que ver con la construcción son Electricidad del Rió de la Plata (su representante legal era Guillermo Renzi), la empresa de. Bonacina y Orioli proveyó de tapicería y muebles.
El teatro se inauguró el 24 de mayo de 1910, con la ópera Aída, si bien solo se inauguró lo que es específicamente la sala del teatro ya que las dos alas contiguas una destinada al Conservatorio de Música y la otra al Instituto de Bellas Artes fueron realizadas con posterioridad.
Los vidrios fueron colocados en 1911 y en 1913 se hizo una remodelación importante en la instalación eléctrica ya que se producían muchos cortocircuitos que podrían haber provocado graves accidentes, esta obra que se adjudico a la casa de Juan Lyons & compañía. Este año también se construyo la tapia perimetral del teatro ya que por las lluvias se había derrumbado.
Las últimas noticias que hay referidas a la construcción del teatro datan de 1923.
Si bien el teatro comenzó a construirse en 1909 y fue terminado en 1923, tiene sectores que nunca se terminaron y muchas veces erróneamente se dijo que quedaron en esas condiciones por razones de acústica.
En algunos sectores la sala ha cambiado notablemente. En el techo que seguramente debió haber estado destruido por filtraciones fue reemplazada la bóveda de yeso con un friso por una estructura que nada tiene que ver con la línea arquitectónica del edificio y que en nada ayudaba a la acústica. Los palcos bajos fueron separados y se colocaron puertas de ingreso a cada uno. Y la hermosa iluminación con tulipas fue reemplazada por gargantas con tubos fluorescentes.
A lo largo de estos 100 años se hicieron remodelaciones que en muchos casos no beneficiaron la sala. Quedan muy pocos elementos originales, las puertas que en su origen eran de cedro ya no están y desaparecieron las grúas hidráulicas de bronce que sostenían el patio de platea y permitían que el piso se uniera con el escenario.
El piso original del patio de las plateas, que era de pinotea está debajo del actual, los pisos originales del sector de cazuela y tertulia calcárea, de una gran belleza, fueron reemplazado por un piso plástico.
La escalera de acceso del ala derecha está hace muchísimos años clausurada a la altura de los palcos altos pues en sus descansos se construyeron los baños de cazuela y tertulia.
La butacas tuvieron al menos tres refacciones que se recuerdan, la penúltima del año 60 duró hasta el 2005. Durante Intervención Federal de Pablo Lanusse, se decidió reemplazar su tapizado que estaba desgastado, confiando la tarea a una empresa que poco sabía de butacas para teatro: reemplazó las placas acústicas de la base y respaldo y retiró los resortes de los asientos tan necesarios para la sonoridad y comodidad. Este arreglo no duró más de un año. La actual gestión se abocó a cambiar el tapizado y en breve lucirá de nuevo como siempre debió ser.
En los últimos tiempos también se refaccionaron muchos lugares "invisibles" del teatro, es decir aquellos que el público no ve, pero cuyo deterioro podría haber hecho peligrar su misma estructura. Y hoy espera los 100 años de su construcción, tan majestuoso o más que antes, para darle a los santiagueños lo mejor de sí mismo, que es -al mismo tiempo- lo mejor que sus comprovincianos tienen para ofrecer.
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