Julio Alegre en otros tiempos.
A esta hora, Julio Fernando Alegre, que fuera intendente de los santiagueños, debe estar riéndose a las carcajadas en su celda, de Colonia Pinto. Después de que la justicia santiagueña recurriera a la Gendarmería Nacional para encontrar la plata, en espectaculares allanamientos con modernos y complicados aparatos, en sus propiedades y en la de sus parientes sólo se hallaron cheques, pagarés y papeles varios, Nada del otro mundo.
Lo que tan afanosamente buscaba el juez, Ignacio Coria Vignolo, el dinero supuestamente mal habido de Alegre, no aparece por ninguna parte, no está, se esfumó, se volatilizó, desapareció, se desvaneció en el aire
“Lo que pasa es que buscan mal”, confió a Arena Política, un experto en este tipo de delitos y agregó “la plata está escondida en un lugar tan obvio, que nunca irán a buscar ahí, la han tenido siempre ante sus narices, pero es el único lugar que no han buscado y no se van a animar a buscar”.
Las inútiles e inoficiosas búsquedas del juez Coria, sólo sirven para seguir avivando en la gente común, la idea de que éste es un gobierno de corruptos, que “se dio cuenta” de que Alegre hurtaba dinero de las arcas municipales, recién después de que decidiera volver a las filas de la Unión Cívica Radical, apoyando en las últimas elecciones de Catamarca a Eduardo Brizuela del Moral.
“Sería un papelón enorme para la investigación, que luego de que Julio Alegre salga de la cárcel no vuelva a trabajar de remisero y se dé la gran vida”, dijo el mismo experto. “Por eso el gobierno tiene que encontrar dónde puso la plata, para que salga pobre de la prisión, pero hasta el momento no lo está logrando Para peor, ninguno de los delitos que se le imputan tiene como pena la prisión perpetua, por lo que tarde o temprano habrá que soltarlo”, sostuvo.
Lo cierto es que, más allá de que el experto tenga -o no- razón, todos están sospechados, pero el poncho no aparece.
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