martes, 11 de mayo de 2010

Saldos y retazos

Martínez de Hoz
Un lector de esta página recordó en un correo que el primer ministro de Economía de la dictadura militar, José Alfredo Martinez de Hoz, tardía y merecidamente guarda cárcel en estos días, por decisión de un juez K, Norberto Oyarbide. Pero su principal instrumento de “tortura  social y popular”, la ley de entidades financieras, continúa en alegre vigencia para solaz de financistas, bancos, especuladores y todos aquellos que lucran con el trabajo ajeno, en particular la producción primaria.
Néstor Kirchner cuando era presidente la pudo haber derogado el primer día de su gobierno, pero no lo hizo. Como todos saben, se trata de un rentista, nieto de usureros (de quien Eduardo Duhalde dijo que se hacía la caca en los pantalones, como todos los usureros) y se siente cómodo con esta inequitativa ley de la dictadura.



Peteco Carabajal
El mismo lector del principio: “No se asombren por el subsidio del ministerio de la Producción al frigorífico Forres-Beltrán, para “capacitación de personal”. Hace poco le entregaron, desde las arcas del ministerio de la  Producción, un subsidio de 200.000 pesos a Peteco Carabajal, para que le haga un homenaje videográfico a su padre , el gran Carlos Carabajal. Cobra entre 20 y 30 mil pesos por actuación y como no pudo conseguirse un productor independiente, hizo lo que todos los bushcas de Santiago, recurrió al Estado para que le financie su proyecto. Obviamente le dijeron que sí. ¿habra sido vamo y vamo como en todos los demás casos?”
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Otra vez la demagogia disfrazada
En momentos en que en el Congreso se debate la posibilidad de coparticipar el impuesto al cheque, para frenar la creciente dependencia de las provincias con la Nación, la presidenta Cristina Fernández lanzó un plan para frenar la iniciativa opositora que suma adhesiones entre diversos dirigentes de las provincias, oficialistas o no.
“El programa traerá también solvencia y sostén macroeconómico al país”, enfatizó la Presidenta y concluyó: “Esto es un acto de federalismo”. Esta última afirmación contiene un descaro casi infantil. Con otra grave subestimación a la inteligencia de los ciudadanos, el oficialismo pretende una vez más esconder la real naturaleza de sus políticas de extorsión. Una vez más, pretenden disfrazar la demagogia de progresismo.
Esto no es, de ninguna forma, un plan de desendeudamiento.


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