El auto de Rossi.
Sería un secreto si no fuera porque todos los santiagueños que fueron a la carrera del domingo, en Las Termas a ver cómo ganaba Matías Rossi, sabían que detrás del rugido de los motores, las chicas con sombrillas, el colorido de los turistas, el permanente olor a chorizo, se escondía el hecho de que muy pocos habían pagado la entrada.
Es decir que además de lo que el gobierno de la provincia paga a los organizadores de cada carrera para que traigan el circo completo a Santiago, tiene que perder todo el dinero de la recaudación, porque de otra manera no iría ni el 20 por ciento de los que fueron, a ver cómo corren en la pista los ídolos de lo que se dio en llamar el “deporte motor”.
El 90 por ciento de los que asisten a las carreras no pagan su entrada, antes de cada carrera el gobierno se encarga de regalar una o más a cada uno de los que irán a presenciar el Turismo Carretera. De los 50.000 espectadores que concurrieron, sólo pagaron su entrada unos 5 mil, el resto fue totalmente gratis y solamente tuvo que abonar los 50 pesos que se cobraban de estacionamiento, y el chori con la gaseosa.
Nada ha cambiado desde el Imperio Romano, “pan y circo” sigue siendo la fórmula ideal para gobernar a los pobres. La única pequeña -o gran- diferencia es que Nerón le gustaba ver cómo los leones se comían a los cristianos y Gerardo Zamora es un amante declarado de los “fierros”.
¿La excusa? El turismo de Las Termas. Durante tres días los hoteles están llenos de gente y durante esos tres días todos los diarios del país, en la sección “Deportes”, hablan de lo que sucede en la provincia. “Hay ochocientas mil formas más baratas de promover un destino de turismo de sol, náutica y salud, pero este gobierno creyó que la mejor manera era construyendo un autódromo carísimo para solaz propio y de los íntimos”, sostuvo ante Arena Política, un termense, dueño de un hotel, el domingo pasado, justo a la hora en que los motores bramaban a la orilla del río.
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