Los grandes diarios de Buenos Aires, Perfil, Cronista, Página 12, han comenzado a mostrar, aunque tímidamente, la crisis de la salud pública de Santiago. Paradójicamente La Nación y Clarín, ambos con corresponsales, no saben todavía lo que pasa en la provincia. Es decir, ignoran noticias que son -por lo menos- muy visibles en estos pagos.
No se sabe qué razones de peso son las que influyen en el ánimo de los editores porteños de estos diarios para que desprecien a sus lectores santiagueños, que saben que están omitiendo una noticia que ya ha traspasado las fronteras provinciales. Agencias como Diarios y Noticias han pasado el alerta y medios de Buenos Aires han recogido la crónica. Sitios de internet como “TN y la gente”, desde hace rato publican notas, fotografías y videos que pegan internautas interesados en que se sepa lo que sucede en Santiago.
Sólo dos diarios de Buenos Aires no se dan por aludidos, los dos de mayor peso, los dos más grandes, los que supuestamente enfrentan al gobierno nacional
Cada vez que Milagro Salas sale a la calle en Jujuy o Daniel Peralta en Santa Cruz pega un respingo, los dos diarios de mayor tirada de la Argentina están allí para documentarlo, siempre y cuando la noticia perjudique al matrimonio gobernante.
Pero en Santiago, tierra de Gerardo Zamora, el más kirchnerista de todos los gobernadores radicales, ignoran un conflicto que de prolongarse dos semanas más pondrá en jaque la administración.
Un profundo malestar recorre a numerosos empleados públicos con contratos de locación desde los tiempos de la intervención federal de Pablo Lanusse, policías mal pagados, mal entrenados y peor pertrechados deben recurrir a guardias adicionales para llegar a a la línea de la pobreza, maestros y profesores privados han comenzado a conversar con la cúpula de su sindicato para sumarse a las marchas que -desde el jueves próximo- también tendrán como protagonistas activas a las combativas maestras de Cisadems y municipales capitalinos que ven pasar las acusaciones de que Julio Alegre hurtó millones de pesos, mientras no se les reconocen, supuestamente por falta de fondos, las monedas de aumento que les corresponden por ascenso de categoría que les otorgara José Zavalía cuando era intendente.
En cualquier lugar de la sociedad santiagueña, donde se apriete un poco, reluce el pus de la pobreza, al que se suma la infección del disconformismo. Si los diarios nacionales suponen que nada pasará porque sus corresponsales duermen la siesta, se equivocan de medio a medio, en cualquier momento podría estallar el conflicto que los pondrá en orsay, como tantas otras veces en la historia reciente de la Argentina.
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