martes, 1 de junio de 2010

Alegre y una de sus amenazas: Ñoño Robles

Ñoño Robles.
¿Quién es el tal Ñoño Robles al que alude Julio Alegre en la carta que hizo ca…erse de miedo a más de un funcionario de este gobierno? Es uno de los principales sostenedores de la campaña lanzada a las calles de la capital para imponer el nombre de Daniel Zamora, hermano del gobernador Gerardo Zamora, como candidato a concejal en primer lugar con quien fuera que sea el candidato oficialista en las elecciones a intendente de fines de agosto o principios de setiembre.
Como en muchos otros casos de corrupción de este gobierno, sus antecedentes hay que buscarlos en los foros de internet, pues la mayoría de los nuevos proveedores y contratistas del gobierno, son oscuros personajes que hasta ayer eran humildes trabajadores y hoy venden la imagen de empresarios exitosos.
Su nombre es Ramón Alberto Robles, tiene 30 años cumplidos y el último trabajo de pobre que se le conoce es el de playero (vendedor de combustible) en la estación de servicios Shell,  de la avenida Libertad, pegado a las empresas de Tarchini, primer suegro de Gerardo Zamora. Esta vecindad explica en gran parte, su reciente prosperidad.
Sus camiones, con carteles “Pibe Ñoño”, recorren la ciudad y la provincia ya que, según se dice, tiene contratos con la comuna, el Consejo de Educación y el Consejo de Vialidad. Algunos de esos camiones deberían tener un día de 48 horas, ya que prestan servicios simultáneamente en más de una repartición. Por cada uno de estos vehículos cobra unos 23 mil pesos por mes y se dice que tendría algo más de dos docenas de ellos.
Además tendría una empresa constructora, regenteada por un pariente, a la que le adjudicaron obras de pintura de escuelas en la provincia. La pintura era comprada la subsecretaría de Infraestructura Escolar a negocios del medio y luego era nuevamente facturada por Robles, que a su vez tenía en su casa un depósito de materiales de Infraestructura Escolar, con destino a escuelas de la provincia.
Con el dinero habido por estos negocios, se habría dedicado al rentable rubro gastronómico y de la diversión nocturna. Entre otros, hace unos meses inauguró una confitería en la esquina de Pellegrini y Roca, previa refacción del local en el que sus principales habitués son funcionarios, contratistas, proveedores y prestanombres conocidos de la ciudad.
Hoy, Alegre, a quien el gobierno tuvo alquilado para hacer odiar, amenaza a quienes lo encarcelaron con dar a conocer los negociados de Ñoño Robles, entre otros. Mientras la ciudadanía espera expectante en qué terminará la cobranza de facturas mafiosas de Alegre, la Justicia mira hacia otro lado, como siempre.

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