Guillermo Cherashny
El ex jefe de Gabinete Alberto Fernández estaría aterrorizado por las derivaciones de la denominada causa de la mafia de los medicamentos. Es que cada vez las balas se le acercan más en su papel de recaudador de la campaña de CFK 2007, al descubrirse la cadena de dueños de droguerías de segundo nivel que obtenían ganancias con la venta de medicamentos robados y luego retroquelados ante la vista gorda de su mano derecha, Héctor Capaccioli, el ex Superintendente de Servicios de Salud.
Éste, a cambio de los negocios truchos, les exigía que presentaran cheques en blanco que se llenaban con cifras que, sumadas, daban el máximo permitido de los aportes de campaña. Todo indica que los fondos provenían de aportes originados en retornos empresarios, fondos reservados de la SIDE y otros dineros de origen oscuro. Gabriel Brito, el dueño de Global Pharmacy ahora detenido por orden de Oyarbide, ya dio el nombre de Fernández como el máximo responsable del lavado en la campaña Cristina 2007.
Alberto Fernández, como jefe de la campaña presidencial de CFK en el 2007, no podía dejar de conocer que los cheques de la campaña provenían de vendedores de medicamentos robados y retroquelados, dado que él suministraba los fondos negros para cubrir los cheques prestados
A partir de ahora serían inevitables los llamados a indagatoria de Cappacioli -ya ordenada por la Cámara Federal- y el ex legislador porteño Sebastián Gramajo, actual director del ANSeS, y después la del propio ex jefe de gabinete. Es difícil saber hasta dónde puede llegar Oyarbide.
Pero Fernández teme -y no sin razón- que ante la catarata de denuncias por corrupción en el comercio con Venezuela, Kirchner opte por entregar otra cabeza, como ocurrió ya con Ricardo Jaime, para distraer los reclamos de la oposición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario