Marcelo Castro Corbat
La pareja presidencial pasándose los atributos del mando.
No se necesitan estudios estadísticos ni mostrar el crecimiento de las villas de emergencia, los que duermen en las calles o la vida de los indigentes, para saber que la mayoría de los argentinos están empobrecidos.
El empobrecimiento del pueblo argentino se expresa en hechos diarios: su incapacidad de pago de los bienes de consumo para su vida diaria.
Los argentinos no tienen plata para pagar el valor de la carne, que sí pueden pagarlo los habitantes de países con poblaciones de mayores ingresos. Para ocultar la pobreza, el gobierno le fija precio máximo a la carne, con lo que estanca la producción. Tampoco pueden pagar el valor de la lecha, el pan, los fideos, el pasaje en colectivo, trenes y subterráneos, la electricidad, el gas etc. etc., que el gobierno subsidia, paralizando la inversión y la producción.
La estructura productiva argentina vive en un círculo vicioso generador permanente de pobreza. A los argentinos no los ayuda que el gobierno les tire huesos para entretenerlos: deben ganar más para poder pagar el valor de los bienes que necesitan o desean. Esto requiere que la economía sea exportadora, que genere oportunidades de trabajo y aumente los salarios; para conseguirlo, los argentinos deben trabajar fuerte y ser creativos, sin interferencia del gobierno. La corporación sindical tiene responsabilidad en que se logre.
Los ingresos de los trabajadores argentinos deben elevarse.
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