Ayer finalmente se confirmó la primicia de Arena Política, el sacerdote Ariel Álvarez Valdés colgó los hábitos y como está impedido de hablar, escribir, publicar, enseñar o dar cursos, abrirá un instituto para enseñar la Biblia.
Si bien en diciembre de 1995 había publicado un artículo de divulgación bíblica en el que afirmaba, entre otras cuestiones que “no es posible la posesión diabólica, en el sentido de que un ser personal se introduzca dentro de otra persona, lo posea y lo obligue a tender hacia el mal en contra de su voluntad”, luego se retractó, dejando en claro que “me someto, como siempre procuré hacerlo, a todo lo que la Santa Madre Iglesia cree y enseña, y que deseo permanecer siempre unido a ella”.
En esa ocasión también se retractó de afirmaciones como “los casos de posesión diabólica siempre son enfermedades a las que la ciencia de aquel tiempo no encontraba respuesta natural”, entre otros.
En agosto del 2008 se le levantó la licencia “para participar en la organización y uso de medios de comunicación social, incluyendo internet, ya sea a través de escritos, grabaciones, filmaciones y cualquier otro tipo de soporte” a la vez que se lo exhortó a revisar su actitud ”en espíritu de humildad, obediencia y comunión, para el bien de toda la Iglesia , y de un mayor y fructuoso servicio ministerial”.
Mientras el sacerdote reconocía lo fundado de las reacciones provocadas por sus escritos y el Obispado informaba que “ha manifestado reiteradamente estar dispuesto a hacer las rectificaciones pertinentes en sus nuevas publicaciones”.
Luego vino el artículo sobre la historia de Adán y Eva, de quienes Álvarez Valdés dice que no existieron realmente, aunque luego aceptó que estaba dispuesto a hacer públicas las retractaciones correspondientes a las cuestiones teológicas que, en sus intervenciones, presentan ambigüedades o errores, sin embargo hizo notar esas retractaciones serían publicadas a condición de incluir una mención expresa a que se efectúan por pedido explícito de la autoridad eclesiástica lo que el obispo, Francisco Polti, no aceptó.
La tensión siguió escalando hasta que en julio del 2009, Álvarez Valdés presentó su renuncia al sacerdocio al tiempo que seguía dialogando con el Obispado para llegar a un acuerdo.
Ahora, ya sin las “presiones” de la Iglesia Católica , se dedicará a enseñar la Biblia libremente, tal como lo podría hacer un profesor laico de teología, entregando a sus alumnos su propia interpretación de las Sagradas Escrituras.
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