miércoles, 10 de marzo de 2010

José Ricardo Santillán entre el reconocimiento y el olvido

Miguel A. Brevetta Rodríguez 
Carátula de un long play de "Los sin nombre".
Hace cuatro años no dejó José Ricardo Santillán, un músico "groso" como lo define hoy la juventud folclorista de Santiago del Estero.
Con el querido "Pelao" compartimos todos los emprendimientos folclóricos que pudimos realizar en la provincia. Participó en: “Devociones Populares Santiagueñas”,” Así es Santiago”,” Personajes Populares Santiagueños”, donde aportó una zamba notable, dedicada a nuestra amiga y poeta Pocha Ramos. Le puso música a mi gato: “Elpidio” dedicado a las Sacha guitarras atamisqueñas entre muchos otros.
Su inconfundible voz que se mezclaba y adaptaba a la perfección, a todos los géneros musicales, nos sirvió de base para la composición de zambas, chacareras, guarañas, tangos, boleros, etc. Guitarrista de ley,  descifraba de inmediato las creaciones de Coco Lescano, y como nadie, descifraba su silbido y los acordes secos, cuando usaba el pecho como cajón peruano.
Nos divertía su simpatía, sus anécdotas, los relatos de sus innumerables viajes, acompañando con su “bajo” a los conjuntos locales en gira.
Sus gestos elocuentes y definidos. Su memoria prodigiosa y por sobre todo su deseo de perfeccionamiento en todo lo que emprendía, caracterizaba a un artista pleno y sagaz, buscado por jóvenes y artistas consagrados a la hora de la consulta melódica.
Alma mater de Los Sin Nombre, uno de los mejores conjuntos vocales que se conocen en suelo santiagueño, así como base y soporte de Los Demonios, apoyo incondicional de los Rockland y de tantos otros grupos que signaron el pentagrama local.
De aquellos largos diálogos en "la pieza del fondo" sobre esa mesa tacuchada de letras, descubrí que Ricardo, era un tipo diferente de lo que constituye la masa de músicos y folcloristas santiagueños. Sin duda fue un ser especial, que mereció mejor destino, conforme su esencia personal.
Culto, responsable, respetuoso, lector incondicional, critico agudo, irradiaba un don de gentes muy característico de aquellos, que tienen más para dar.
Su talento siempre fue reconocido e indiscutido. Lástima que se conozca poco de su personalidad y de su obra musical. Esta recordación no es más que la síntesis de la nostalgia de aquellos tiempos compartidos.

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