lunes, 8 de marzo de 2010

Defender la dignidad o desensillar por miedo a represalias

Dirigentes nacionales importantes, como Vilma Ripoll, estuvieron en Santiago.
Pedro Villagra

Los auto-convocados de la salud pública han sumado a su lucha, no solo a trabajadores del sector sino a bremios con una larga historia en defensa de los derechos de la clase trabajadora.  Son acompañados cada Jueves por organizaciones sociales, políticas, por miembros de la Iglesia, como Sergio Lamberti, militante de la opción por los más humildes, la Iglesia de Gerardo Sueldo.
Acompaña esta lucha el pueblo santiagueño, que padece la ausencia de políticas de salud de un ministro foráneo al que no le interesa el pueblo santiagueño, porque no es su pueblo.
Ha logrado la solidaridad de la Federación Sindical Profesionales de la Salud de la Argentina, de sociedades científicas médicas, de diputados nacionales, de miembros de la comisión de salud de la cámara de diputados de la Nación, que conformaron una comisión de investigación, que caminará esta semana por los hospitales de la vergüenza, y se entrevistará con los trabajadores para documentar los atropellos en que incurrió el médico Luis Martinez,  ministro de Salud, increíblemente sostenido todavía por el gobernador, Gerardo Zamora
Es de conocimiento público que la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner le aconsejó a Zamora poner la casa en orden, haciendo lugar a los reclamos justos del sector salud. Luego de ver las imágenes del hospital Regional y el de Añatuya, se comunicó con el gobernador en términos poco amables, según confirmó un alto funcionario nacional a este medio.
Se sabe que el gobierno pretende dividir a los auto-convocados. Nunca hubo una unidad tan sostenida en tanto tiempo. Como dicen algunos de ellos “es una lucha en la que están representados desde el médico al peón de patio, porque todos son trabajadores”.
Por eso traban la negociación oponiéndose a reincorporar a  los jefes de servicio renunciantes como tales, y solo les ofrecen, como de favor, nombramientos como médicos de hospital. Lo hacen para que el resto de los trabajadores los presione a aceptar, porque sino se detiene, aparentemente, el diálogo. Algunos de estos jefes renunciantes, apurados por situaciones legales que pueden ser reactivadas, o simplemente por no tener demasiado interés en los reclamos de los auto-convocados proletarios, están dispuestos a volver como sea .
Otros, solidarios con sus compañeros no médicos, creen que esto constituiría un grave error, ya que aceptarían que por defender la aplicación de políticas públicas de salud, se puede perder cargos o funciones que han conseguido por mérito propio, transpirando durante noches enteras,  la camiseta del hospital público.
Hasta ahora, estuvieron el peón de patio y el médico unidos.
Sería de hombres honorables, no abandonar el barco.
Hoy, a las 4 de la tarde, los auto-convocados entrarán en la historia de los pueblos que pelean por una vida mas digna y equitativa, o simplemente habrán garabateado una bonita página en la que muchos santiagueños, creímos que se estaba escribiendo algo en serio.

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