En política, como en las modas, todo vuelve. Aunque nadie lo recuerde, un día llegó la minifalda, otro día se fue y luego regresó. Algo similar pasó con las botas de cuero, los colgantes hippies y es muy posible que hoy, mañana o pasado, vuelvan a usarse el cabello “afro” o los suecos de corcho.
Hubo un día en que funcionarios y dirigentes del partido tenían prohibido concurrir a las radios, los diarios, la televisión. El gobierno desconfiaba de la capacidad de razón de sus propios ministros y subsecretarios. Y los partes de prensa de la Casa de Gobierno reemplazaban la incapacidad de la directora de Cultura o del ministro de Economía.
En ese tiempo había inamovibles reglas de protocolo para cada gesto político. Si un diputado era invitado a un programa de radio, debía nombrar dos o tres veces en cada frase, a la pareja gobernante, por supuesto que debía decir:
-ElseñorgobernadordelaprovinciadoctorCarlosArturoJuárezysuseñora
esposaladiputadanacionalMercedesMarinaAragonésdeJuárez.
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No se debía titubear un instante, por mínimo que fuera ni respirar en el medio, so pena de perder el puesto de un plumazo. Al que se equivocaba lo esperaba el infierno del ostracismo perpetuo. “Caer en desgracia” era lo peor que le podía pasar a un peronista hasta hace pocos años.
Por otra parte, ya bien entrado el siglo XXI había normas que venían de 1949 y que se seguían respetando a rajatabla, como los nenes con los nenes y las nenas con las nenas. No se admitía mujeres en la rama política y -obviamente- no había ni un solo hombre en la rama femenina, salvo dos o tres excepciones bien conocidas de nenes que sí podían hablar con nenas.
En estos últimos tiempos, la moda está reviviendo en Santiago. Cada vez son menos los funcionarios que se animan a hablar por sí mismos, por lo pronto ninguno nombra en público al gobernador simplemente “Gerardo”, como en los días inaugurales del primer mandato y en sus discursos mentan dos o tres veces al “gobernador de la provincia, doctor Gerardo Zamora”, desde el subsecretario de Cultura entregando libros hasta o el Jefe de Gabinete hablando con periodistas. Todavía se puede respirar en el medio y aún no hay ninguna obligación de nombrar a nadie más.
Pero, tiempo al tiempo, todo vuelve. Uno de estos días las calles verán pasar mujeres con el peinado batido o volverá el Gomycuer y nadie se asombrará. Las modas casi siempre regresan de manera subrepticia, más que nada para no hacerse notar.
Foto: Carlos Juárez, otros
tiempos, ¿Otras costumbres?
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