viernes, 5 de marzo de 2010

Santiago y la prodigiosa riqueza del Bermejo

El Bermejo podría ser un camino de agua.
Juan José Guaresti (nieto)

El río Bermejo y sus afluentes tienen suficiente caudal para proveer a un primer canal navegable que, desde la República de Bolivia, atravesaría las provincias de Salta, Chaco y Formosa hasta el río Paraná. Un segundo canal también daría, por lo menos, un puerto a la provincia de Jujuy, uno a Salta, atravesaría el Chaco, permitiría erigir uno o más puertos en Santiago del Estero, donde correría de Norte a Sur, pasaría por Córdoba y por Santa Fe, y comunicaría a Bolivia y al Noroeste argentino con el río Paraná, dándoles salida al mar.
Los costos de transporte que impiden el desarrollo de esas regiones se reducirían notablemente, por ser el transporte fluvial mucho más barato que cualquier otro medio. Se transformaría un desierto de 250.000 km2 en un generador de riquezas, y se podrían realizar actividades, tanto en Bolivia como en la Argentina, que hasta ahora están vedadas por la lejanía a los centros de consumo. Además, se llevaría agua y electricidad a lugares a los que hoy no llegan.
Estas obras impulsarían la creación genuina de capitales, que concluirían con nuestro inveterado carácter de deudor moroso internacional, a tasas de interés impagables, superiores a los beneficios que deparan.
La cuenca del Bermejo serviría para usos múltiples, que cambiarían la geografía de nuestro país y también la mentalidad del "no se puede", que sería sustituida por el valor de quienes dirían: "Me atrevo". Esta decisión crearía miles de empleos dignos para todos los sectores sociales. Los habitantes de las villas miseria, empantanados en habitaciones precarias, podrían participar en esta tarea que convocaría la voluntad creadora de los argentinos.
El río Bermejo y sus afluentes llenarían los canales de navegación propuestos, generarían hidroelectricidad, habría agua para el consumo de la población, la ampliación del stock bovino, la agricultura y la industria. Se regarían 800.000 hectáreas.
Actualmente, esas aguas se desperdician, al par que las de otros ríos argentinos, entregándolas al mar con escaso beneficio, mientras que millones de compatriotas carecen de lo elemental, y nuestros gobernantes prefieren pedir prestado fondos a los financistas internacionales en lugar de extraer de nuestro suelo las riquezas que indisputablemente obran en él para cancelar con aquéllas, para siempre, deudas vergonzosas.
Es justicia rendir homenaje a los generales Julio Argentino Roca y Agustín P. Justo, que comprendieron la importancia estratégica y económica del río Bermejo; y al almirante Gregorio Portillo, que realizó iluminadores estudios, además de la propuesta para el aprovechamiento del Bermejo mediante los canales aludidos. Este trabajo toma ideas expresadas en el libro, de imprescindible lectura, Geoestrategia para la integración regional, del doctor Nicolás Boscovich.
Debería construirse una represa en Zanja del Tigre, cerca de la localidad de Pichanal, en Salta. Ella permitiría embalsar el río Bermejo luego de recibir las aguas del río Tarija. Ese embalse tendría unas 26.000 ha y una capacidad de 4000 hm3, y permitiría elevar la cota de esos dos ríos y erigir, en cada uno de ellos, un puerto en territorio boliviano, lo que permitiría la navegación de barcazas convencionales de mil toneladas, o posiblemente de barcazas de 5000, toneladas con menor calado y mayor manga (ancho).
En Pichanal (Salta), se construiría otro puerto. Habría que levantar también tres represas menores. Todas generarían hidroelectricidad.
Lo verdaderamente apasionante de la propuesta es la utilización del agua en sendos canales de navegación, desde Bolivia hasta el Paraná, para transportar mercancías en forma económica.
Serán caminos de agua multipropósito, que originarían una transformación económica colosal.
Los habitantes de los 250.000 kilómetros cuadrados que abarca geográficamente la región viven en la pobreza y en el aislamiento, a razón de 1,5 habitantes por km2, sencillamente porque quienes allí nacen no pueden trabajar. El precio del transporte no les deja nada del valor de lo que producen. Tienen que emigrar a las villas miseria, perder su identidad cultural y su ancestral sistema de valores, muy superior al de las villas.
El abaratamiento del flete transformará la mentalidad y los hábitos de la gente de este desierto que podrá trabajar y vender lo que elabore.
Los canales de navegación fluvial barata van a incorporar a la civilización 250.000 km2 de territorio nacional y al bienestar a centenares de miles de argentinos que allí viven y a muchos otros que retornarían a donde nacieron.
El canal de navegación lateral del río Bermejo tendría 730 kilómetros de extensión, desde Zanja del Tigre (Pichanal) hasta el Paraná, donde desembocaría desde territorio formoseño o chaqueño, según sea su traza. Se haría en línea recta para acortar la navegación. El segundo canal tendría unos 1000 km de extensión e iría desde Zanja del Tigre en Salta, cruzaría el Chaco a la altura de Taco Pozo, Santiago del Estero desde el Noroeste hasta el sudeste de la provincia, penetraría en Córdoba en el extremo noreste y cruzaría Santa Fe hasta desembocar en el Paraná, ligeramente al norte de la ciudad de Santa Fe.
Los canales abaratarían el transporte de carga. Un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario dijo que el costo de transporte por camión es de cinco centavos por tonelada y por kilómetro. Por ferrocarril es de tres centavos, y por barcaza, de un centavo. En los Estados Unidos, se calculó que los trenes consumen hidrocarburos cinco veces más que los buques, y los camiones más de siete veces.
Para desarrollar la Argentina hay que recurrir a ríos y a canales. La Argentina tiene mal distribuida su población porque en lugar de desarrollar regiones ubérrimas a las que sólo les falta el agua, nos hemos apeñuscado en 7000 km2, donde se encuentra el 40% de la población del país.
Si utilizáramos los ríos e hiciéramos canales, podríamos comunicar y regar zonas desérticas, y así transformaríamos la geografía argentina y brindaríamos a la República de Bolivia salida al mar.
Para llevar a cabo este propósito, habría que convocar a los mejores hombres y mujeres del país porque no es tarea para cualquiera. La Argentina podría hacer todo esto si colocara en las posiciones cimeras a aquellos que fueran dignos de su historia.

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